¿Es tu espíritu el objeto de tus tormentos interiores?. Quien fuera Dios para saber a ciencia cierta cuantos sueños suspendidos quedaron atrapados en tus entrañas.
Aún a veces susurran los gnomos que una vez hubo un hombre, quizá un hombre-niño,que reía solo con sus ojos pero también a veces, la mayoría del tiempo, lloraba con ellos.
Aseguran los juglares en sus cánticos que la leyenda no llegó a difundirse a lo largo de los siglos, quien sabrá por que. Pero si se escucha murmurar a los grillos por la madrugada...
Los murciélagos, fieles a la noche y conocedores asiduos de esta afirman que los grillos dicen que el hombre-niño solía en el tiempo de los tiempos repartir bolsas repletas de musas que se desplegaban por el aire y que el viento logró arrastrar por el mundo entero y que una noche de invierno, cansado de oír los golpes que provocaban los rayos al azotar contra los portones de su ser, decidió alejarse al infinito del sol, en donde encontró llorando a una mujer con un pequeño en los brazos y al detener su mirada en ellos, reparó en un llanto que brotaba de ambos.
Sostienen los filósofos posmodernos que en ese mismo instante quiso correr a abrazarlos y así también abrazar su propia existencia, pero que los pasos que dio fueron demasiado lentos y la tormenta de los tiempos lo arrastró nuevamente a su planeta... Del cual jamás pudo escaparse...
Sostienen los filósofos posmodernos que en ese mismo instante quiso correr a abrazarlos y así también abrazar su propia existencia, pero que los pasos que dio fueron demasiado lentos y la tormenta de los tiempos lo arrastró nuevamente a su planeta... Del cual jamás pudo escaparse...
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