19.2.06

Camino Inca, el gran desafío...

Los días en Cusco transcurren, todos los aventureros que decidieron conocer Machu Picchu a través del camino inca, esperan ansiosos el día para partir hacia la ciudad sagrada de los Incas mientras visitan Valle Sagrado y sus ruinas... El camino del Inca comienza. Todos los peregrinos, mochila al hombro, parten con muchas ilusiones y energías el trayecto que para muchos forma parte de un sueño por cumplir, en tanto que para otros es un gran desafío...
En el camino, todos los mochileros nos tornamos mejores amigos. Casi como una forma de reaseguro porque todos sabíamos que iba a ser difícil recorrer 45 kilómetros, de los cuales cerca de la mitad son en subida. De algún modo, todos éramos cómplices. Nos acercamos al guía pidiendolé que nos proporcione algunas hojas de coca para hacer más amena la respiración.
Hacia la derecha, un paso mas, no tambalees, ya llegas, vamos! Ahh, nunca sentí tanto cansancio y dolor, ¿alguna vez han experimentado una millonada de agujas clavadas en las piernas, una al lado de otra?. Pues eso es lo que se siente en cada parte de tu cuerpo al caminar cerca de 50 kilómetros en plena montaña, lugar en donde el suelo está repleto de piedras y los caminos parecen interminables porque son empinados.
Es el segundo día de trayecto y nuestras piernas no resisten más. Tal cual nos había indicado el guía un par de días antes de adentrarnos a esa travesía que ahora parece pesarnos como una catedral en las espaldas. Sin embargo distraídos con flores, vistas y varias ruinas, el camino se hace más acogedor...
Desde la perspectiva que da la altura corroboramos nuestra situación y nos dimos cuenta que si nos deteníamos y no continuábamos la marcha esa noche no hasta el campamento. Unos caramelos de coca, un chocolate y barras de cereales, además de nuestros impermeables, fueron herramientas fundamentales para poder llegar, tarde pero seguro, al lugar en donde se encontraban las carpas en las que pasaríamos la segunda noche
Aunque un buen detalle a considerar en que durante el trayecto del camino Inca hay que caminar alrededor de 10 horas diarias, por lo cual es importante levantarse de madrugada. Así que a las 5 am las primeras gotas nos dieron sus respetuosos saludos de buenos días acompañados de los porteadores que nos llamaban para desayunar y continuar caminando.
Empapados, el día prosiguió de prueba en prueba, por eso quizás la llegada al siguiente campamento se sintió como una gloría. A eso se sumaba que al otro día ya veríamos Machu Picchu. Pero como las leyes de Murphy nunca fallan el clima no ayudó demasiado.
Llegamos a las ruinas con agua hasta en el centro mismo del alma, los impermeables no bastaron para frenar tanta lluvia. La niebla impidió que viéramos Machu Picchu apenas llegamos, pero cuando la lluvia cesó y las nubes desaparecieron, pudimos vislumbrar la postal que tantas veces habíamos visto en fotografías y programas de TV.
Todos los que lo hemos visitado concordamos en que existen pocos lugares como esta ciudad en nuestro planeta. Algunos destacan la mística, otros el descubrimiento y la historia, y aun otros, el ejemplo en la posibilidad del balance ecológico entre la creación del hombre y la naturaleza. Lo simpático es que todos los pensamientos son positivos. Sería bonito si todos pudiéramos visitarlo. ¿Quién sabe, tal vez se nos aclare un poco la mente?
Todas las construcciones se encuentran en orden y balance perfecto con la naturaleza. Entre los inmensos conos de las montañas que la rodean, la ciudad aparenta ser una miniatura. Como si hubiera sido diseñada por alguien que estaba viendo y ordenando todo un escenario desde la galería de un teatro. Cuando nos encontramos dentro de ella, las dimensiones no son tan pequeñas
Machu Picchu es una de las muchas ciudades que los Incas construyeron en los Andes. Está situada sobre una montaña, rodeada en su mayor parte por un abismo de 400 metros. Al sur de ella se distingue otra montaña aun más alta y de la cual toma el nombre la ciudad. En las faldas de esta montaña encontramos las terrazas de cultivo que abastecían a la población; nos dijeron que entre otras cosechas los Incas allí sembraban papas y maíz. El Camino Inca también se extiende por las faldas de Machu Picchu llegando hasta la Puerta del Sol en la sima de las laderas para después continuar al Valle Sagrado y el resto de las ruinas de lo que fue el Imperio Inca.

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